Trobadors

El universo poético y musical de los trovadores constituye uno de los legados culturales más refinados y sofisticados de la Europa medieval. Exquisito en sus formas, abiertamente innovador en sus planteamientos, el arte trovadoresco recorrió como un reguero de luz todas las Cortes europeas occidentales durante los siglos XII y XIII. Pocos fueron los monarcas y nobles que se resistieron a sus palabras sutiles y a sus hermosas canciones de amor. En Castilla, el Rey Alfonso VIII, el de las Navas de Tolosa, fue trovador, quizá influenciado por su esposa, Leonor de Plantagenet; y también lo fue Alfonso X el Sabio, el gran trovador de la Virgen María. En la Corona de Aragón, por su parte, las relaciones políticas y comerciales permitieron, quizá, una mayor permeabilidad de los flujos culturales de Occitania en el ámbito cortesano regio. La obra de trovadores tan conocidos como Raimbaut de Vaqeiras, Bernart de Ventadorn, Berenguer de Palou, Giraut de Boirnelh, Pere Raimon de Toloza o Peire Vidal sabemos que fue conocida y admirada por Pedro II, Jaime I, Alfonso III o Jaime II.

Resulta muy difícil hoy día intentar recrear aquel ambiente musical y cultural. A las dificultades propias de la escasez de fuentes para su estudio hay que añadir los problemas que plantea a la hora de una interpretación musical rigurosa la notación mensural en la que está copiado este repertorio. Por ello, abordarlo con garantías de éxito es privilegio reservado a unos pocos. Trobadors, el último lanzamiento de Magraner y su Capilla de Ministrers para su sello homónimo, CDM, es un apasionante recorrido por la obra y la música de algunos de estos trovadores. Riguroso en sus planteamientos, refinado en sus interpretaciones, Magraner consigue evocar con indudable maestría el ambiente sutil e idílico de esta poesía evocadora y misteriosa. La recreación musical a cargo de una envolvente Ruth Rosique y un selecto grupo de ministriles donde figuran nombres tan conocidos como los del propio Magraner a la viella, Octavio Lafourcade en el laúd medieval o David Antich en las flautas resulta admirable desde el punto de vista musicológico y, también, artístico. Un disco apasionante.

Francisco de Paula Cañas Gálvez