Bodas de plata con ensaladas

Bodas de plata con ensaladas

La Capella de Ministrers celebró sus 25 años con una actuación brillante que reivindicó la música española más festiva e informal
JUAN ÁNGEL VELA DEL CAMPO, El País. Madrid
 
Decía Ferran Adrià, en un artículo para un disco de la Capella de Ministrers, que una receta de cocina es, en cierto modo, como una partitura, ligando el ritmo de las ensaladas musicales tan características del Renacimiento español con los menús degustación. 
 
La Capella de Ministrers, uno de los grupos más sólidos de música antigua de nuestro país, cumplió 25 años en 2012. Ayer lo celebró en Madrid de una manera sencilla, con un grupo concentrado de cinco instrumentistas y cuatro cantantes —todos ellos magníficos, hasta el contratenor que se quedó sin voz e interiorizó su actuación—, reivindicando una vez más la música española más festiva y hasta informal, la de las ensaladas, esa especie de collage en el que cabe de todo.
 
El grupo valenciano sale airoso de todas las aventuras en las que se mete, tanto si homenajea a Ausias March como si se adentra en Tomás Luis de Victoria o contempla los viajes de Tirant lo Blanch. En las ensaladas no se queda atrás. Ayer realizó una combinación inteligente del gran maestro de este género —Mateo Flecha el Viejo— con un alumno casi desconocido —Bartolomé de Cárceres—: dos ensaladas de cada uno. El resultado artístico no fue nada indigesto. Fue una fiesta. Así, y con la frescura interpretativa de la Capella y su director, lo pasamos de bandera. Bravo, maestros.