Moresca
Romances y cantigas entre moros y cristianos. El programa está integrado por una cuidada selección de piezas del Medievo y el Renacimiento español –entre las que destacan las bellísimas Paseábase el Rey Moro (Narváez), Aquella mora garrida o Tres morillas m’enamoran (Cancionero de Palacio).
15,90 € IVA incl.
398 disponibles
Descripción
CDM 1028
Textos:
Joan F. Mira
Josemi Lorenzo
Reynaldo Fernández
Ingeniero de sonido, mezclas y edición:
Jorge García Bastidas (dbc estudios)
Portada:
Detalle de mosaico. La Alhambra
Diseño y maquetación:
Annabel Calatayud
DDD: 66’20»
Depósito legal: V-716-2010
Capella de Ministrers:
Pilar Esteban, voz
Jordi Ricart, voz
David Antich, flautas
Carles Magraner, violas
Juan Carlos de Mulder, vihuelas
Juan M. Rubio, ‘ud, zanfoña, arpa
Aziz Samsaoui, kanún
Pau Ballester, percusión
Carles Magraner, director
Obras de:
Gabriel
Juan A. Dalza
Juan del Encina
Luis de Milán
Morales-Fuenllana
Luis de Narváez
Diego Pisador
Romances anónimos y tradicionales andalusíes
Cantigas de Santa María
Todo hecho histórico es indeleble, pero al hallarse expuesto a las condiciones de la conciencia humana su evocación resulta casi siempre falible e imprecisa. De esta articulación depende nuestro conocimiento de eso que llamamos Historia. ¿Pero hasta qué punto nos interesa la Historia real, la Historia fáctica, cuando tenemos la posibilidad de contarla de una manera determinada, preescogida, interesada? Esta grave cuestión de proporciones deontológicas y axiológicas que implica el mercadeo con el pasado está a la base del planteamiento estético de Carles Magraner en su última propuesta medievalista, que obliga a cuestionar y a repensar las políticas interpretativas y la responsabilidad moral de intérpretes, ejecutantes y musicólogos frente al patrimonio heredado.
Semejante propedéutica se hace necesaria cuando el historiador o el musicólogo han de enfrentarse con un repertorio del cual forman parte elementos extramusicales que condicionan la propia materia sonora. Es el caso de la música que Magraner ha seleccionado para ilustrar la convivencia disfuncional de moros y cristianos en la Iberia comprendida entre los siglos XIII y XVI. Magraner opta, con muy buen gusto, por defender el programa desde una posición historicista, informada y necesariamente diacrónica, pero sin hacer concesiones a la «corrección política» (esto es, pervirtiendo el significado y sentido de ciertos textos originales –xenófobos o islamófobos en algún caso- con vocablos alternativos, menos ofensores) ni a la incorrección funcionarial de realizar un crudo inventariado o una simple indexación de contenidos. Magraner elige una salida alternativa, la del buen musicólogo, para poner en solfa la cuestión de la alteridad entre moros y cristianos: escogiendo con prudencia y savoir faire piezas que nos ayudan a entender las diferentes formas de asumir o asimilar la «otredad»; músicas en las que el «otro» (el moro, lo moruno) aparece retratado como amigo y enemigo, como vecino desarraigado o ladino salvaje, como ser artero y como noble hermano de armas; paradójicas contradicciones, tan reales en las Españas medievales como en la España de nuestros días, que resuenan en los contrafuertes del programa, formado por una selección de seis cantigas alfonsinas (vocales e instrumentales) inscriptas en el ciclo «milagrero» (siglo XIII), varias piezas vihuelísticas de carácter narrativo o histórico del Romancero viejo (siglo XVI) y material extraído del Cancionero de Palacio (XV-XVI).
Jugando con la intercalación de piezas instrumentales y romances y canciones, Magraner retrata la percepción de lo «moruno» sin pontificar ni relativizar el contenido: valiéndose del canto extemporáneo y arcaizado de Pilar Esteban y Jordi Ricart y del acendrado organum de la Capella de Ministrers (que cuenta con instrumentos como el ‘ud o el kanún para reflejar el sincretismo musical de ese universo hibridado) el director y musicólogo valenciano glosa este contacto en todas sus formas posibles: a través del propio sentir trágico del expatriado («Soneto del Faraón de Spaña»), de la animosidad y la ojeriza («Por fazer a mouros guerra», CSM 193), de la contemplación agapeísta o empática (el turbado y nostálgico «De Antequera sale el moro» de Morales y Fuenllana) o bien a partir del exotismo propiciado por la recepción orientalista (la epigónica «Tres morillas m’e enamoran» del Cancionero de Palacio). Una perspectiva múltiple que se enriquece con la deliciosa versificación de Juan del Encina («Levanta Pascual»), Luis de Milán («Con pavor recordó el moro»), Luis de Narváez («Paseábase el rey Moro») o Diego Pisador («La mañana de San Juan») y con humores musicales recreados sin preciosismos y debatidos entre la melancolía, la desesperanza y la inquina.
Gracias a un planteamiento honesto y filosófico dado a preservar las obras originales (en ocasiones racistas y discriminadoras) en tanto que documentos objetivos de un tiempo y un espacio, Magraner se propone una tarea humanista que ha debido resultarle necesariamente incómoda: la de contar la Historia sin sojuzgarla ni someterla al arbitrio ético de nuestra época, permitiendo que hable, respire y diga todas sus crueldades y parabienes. La verdad que trasluce no es menos incómoda que la voluntad de presentarla: la visión del ser humano como una criatura indigente y voluble, tan proclive al calor del abrazo como al más nefario embate.
Sebastián Otálora
Información adicional
Peso | 210 g |
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